Creciendo con Piojito

       y ahora también con Pulguita

¡Ciao ciao pañal!

Pues sí, nos parece increíble, pero Piojito ya no usa pañal. Al menos durante el día. Casi sin darnos cuenta, sin leer libros ni artículos y sin hablar mucho con otros papás y mamás sobre cómo había sido el proceso de sus hij@s, Piojito ya usa el baño sin problemas.
La verdad es que estamos bastante sorprendidos de cómo ha sido el proceso. He pensado en compartirlo por si a alguien le puede servir de ayuda o referencia, ya que nosotros no teníamos muy claro cómo iba a ser, y al menos en nuestro caso ha sido más sencillo de lo que esperábamos.
ciaopanial

En realidad, todo empezó el verano pasado, antes de que Piojito cumpliera los dos años. Decidimos dejarle sin pañal en casa, sin ponernos un ningún objetivo, simplemente porque nos agobiaba tanto calor y verle con el pañal, así que ¡culete al aire! y fregona en mano. Si de paso aprendía, bien, pero no era nuestra intención ni íbamos a presionarlo en ese sentido. Todo era como un juego, «que te has hecho pis, no importa, ya lo recojemos, tú no te preocupes», y todos, él y nosotros, nos echábamos unas risas.
Después de unos días en los que le tuvimos que dar mucho uso a la fregona, Piojito empezó a avisarnos justo antes del pis y la caca, así que comenzamos a sentarlo en el baño (no teníamos ni orinal ni reductor para el inodoro, el pobre, haciendo equilibrio) y la mayoría de las veces conseguía hacerlo allí. He de confesar que en ese momento me emocioné muchísimo, ¡mi niño! ¡qué precoz! Decidimos hacernos con un reductor, ya que nos parecía que estaba un poco incómodo en el indorodo.
En casa usaba el baño casi sin escapes, aunque para salir de casa seguía usando el pañal, ya que todo eran distracciones y no controlaba. Así estuvimos durante todo el verano, hasta que llegó el acontecimiento del año, a finales de agosto nació Pulguita. Los primeros días, Piojito siguió con el culo al aire, pero poco a poco empezó a dejar de controlar como hasta entonces, y cada vez se le escapaban más pises. Como teníamos mucha tarea con la llegada del nuevo miembro de la familia, la vuelta al trabajo de papá y el comienzo del cole, decidimos volver a poner el pañal sin más. Pensamos que no era su momento, con tantos cambios. Acabó el verano y ahí se quedó la cosa.
No obstante, poco a poco fuimos notando que se interesaba cada vez más la manera en que usábamos papá y mamá el baño; que si mamá hace pis sentada y papá de pie, que si después se tira de la cadena, a menudo nos pedía entrar al baño con nosotros para ver cómo lo hacíamos…
Un día se le irritó el culete y le dejamos de nuevo sin pañal. Sin ninguna premeditación. Todo el día bien, sin ningún escape, y le hicimos la pregunta del millón: «¿te apetece usar calzoncillos como papá, en lugar del pañal?» Esta vez dijo que sí, aunque no parecía estar del todo convencido. Al día siguiente nos fuimos la familia al completo de excursión al centro a comprar calzoncillos. Dejamos que él eligiera los que quisiera, y ya de paso compramos unos pantalones más, ya que andábamos justos y nos veíamos que estaríamos lavando pantalones mojados a diario.
A la mañana siguiente, al quitarle el pañal de la noche le ofrecimos ponerse los nuevos calzoncillos, y aceptó. Le explicamos que al llevar calzoncillos nos tendría que avisar si tenía ganas de hacer pis o caca, aunque si se lo hacía en los calzoncillos no pasaba nada y que si quería ponerse de nuevo el pañal que nos lo dijera. Por la mañana nos fue bien, y llegó el momento de la duda ¿qué hacemos durante la siesta? Decidimos que si no usaba pañal, no lo usaba, y que había que aceptar que mojaría la cama, el sofá o lo que fuera, así que sin pañal. Tampoco hubo fugas. El resultado del primer día sin pañal: un pis «fuera de control» en todo el día.
El segundo y el tercer día tuvo dudas, al levantarse pidió un pañal, pero durante la mañana me dijo que se lo quitara, que prefería usar calzoncillos.
El cuarto día nos envalentonamos y decidimos no ponérselo tampoco durante la noche. Pusimos unos empapadores encima de la sábana y otra sábana más encima de la primera. De este modo, si se mojaba sólo habría que quitar una capa y cambiar el pijama, y podíamos seguir durmiendo. Piojito, Pulguita y yo dormimos en la misma cama, por lo que tener que levantarnos todos en mitad de la noche a cambiar sábanas puede ser un poco rollo. Resultado: pis en mitad de la noche. Aunque con el sistema que diseñamos pudimos apañar la cama en un momento, decidimos que no había prisa por quitar el pañal de la noche, más que nada por nuestra comodidad. Pero desde entonces no quiso volver a usar el pañal ni para dormir. Al día siguiente se negó rotundamente; no sabíamos muy bien si dejarle sin pañal o no, y nos acordábamos de que teníamos un paquete de braguitas de aprendizaje desechables que habíamos comprado por error. Le explicamos que esos eran los calzoncillos para dormir. Desde ese día todo genial; antes de irse a la cama se pone sus calzoncillo de dormir y cuando se despierta y hace pis en el baño, los cambiamos por sus calzoncillos de día. Alguna noche moja un poco las braguitas, pero son  las menos.
En nuestro caso no usamos orinal, ni siquiera tenemos uno en casa, él mismo ha decidido que hace pis de pie como papá, y que para ello usa un escaloncito que le permite llegar cómodamente al inodoro. Para las cacas utilizamos un adaptador.

Kit de iniciación.

Kit de iniciación.

Llevamos casi un mes sin pañal y después de dos o tres escapes enlos primeros días, no ha habido ningún otro percance. Es cierto que cuando lo planteamos parecía una locura, cada vez que salgo sin papá, voy con Pulguita en el portabebés, Piojito caminando y una gran mochila llena de pañales para Pulgui y mudas para los dos: parezco una sherpa. Sin contar con esos pises en medio de la calle, sobre todo cuando Pulgui no para de llorar. Hace unos días, una amiga viéndome agachada entre dos coches, intentando bajarle los pantalones a Piojito, que hiciera pis sin mojarse mientras que Pulguita lloraba como si el mundo se fuera a acabar, me dijo: Madre mía, estás para una foto, dentro de unos años sentirás nostalgia de todo esto. Estoy de acuerdo con ella, aunque ahora por momentos parece que todo colapsa, seguro que en unos años me río con nostalgia de estos momentazos.
Ya sé que cada niño es un mundo, pero creo que es muy importante esperar a que nuestros hijos estén preparados para dejar el pañal y que, más allá de nuestra comodidad, sean ellos mismos lo que decidan cuando es su momento. Unos lo harán antes y otros después, no debemos agobiarnos por si nuestro peque es el que lo dejó el primero o el último de todos sus amiguitos.
¿Y vuestr@s hij@s? ¿Cómo dejaron los pañales?

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